29 de noviembre de 2012

Este jueves, un relato: A la luz de una vela.

La humilde luz de una vela ilumina débilmente nuestros rostros. Tú, dormitas en el sofá, con el mando de la televisión aún entre tus dedos. Yo, contemplo el espectáculo a través de la ventana. Me hechizan las tormentas. La de esta noche es de mis preferidas. Suena como si los ángeles andaran cambiando de sitio todos los muebeles del cielo. Poderosas culebrillas iluminan la negra noche rasgando y haciendo crujir la enlutada bóveda celeste. La lluvía cae con fuerza sobre los cristales y diminutas gotas pugnan por vencer en desenfrenadas carreras, deslizándose por ellos.

Se ha hecho tarde. La luz no regresa. Una importante avería nos ha dejado sumidos en la oscuridad más absoluta. Afuera, la tormenta ha ido amanainando. La quietud, te despierta. Me enlazas por la cintura y vamos camino de nuestra alcoba mientras la luz de la vela agranda nuestras sombras por el pasillo.

Imposible conciliar el sueño. La vela sigue consumiéndose en la mesilla de noche adornada por caprichosos chorreones en los que va convirtiéndose. Pero aún nos alumbra. Lo suficiente para dibujar en el techo nuestras figuras superpuestas abandonadas al juego del amor.

El amor, a la luz de una vela.

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16 comentarios:

Leonor dijo...

Qué dulce escena de amor.
Así no da miedo la tormenta ni los rayos, al contrario fueron vuestros cómplices.

Un beso.

Natàlia Tàrraco dijo...

Bajo la tormenta espectacular, la vida sosegada, los sueños, los deseos a la luz de una vela.
Bien Lupe, con sentimiento y una cierta melancolía, besito.

Tracy dijo...

El amor siempre es un alarde de romanticismo, pro a la luz de una vela, roza los límites.

Fabián Madrid dijo...

Quizás el título del texto ppodría ser la última frase: El amor a la luz de una vela.
Un beso.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

¡qué mejor ambiente para una noche de amor!...precioso!
Un abrazo

GUSTAVO dijo...

joderse qué demonios de suavidad en todo¡¡¡
incluso la feroz tormenta de afuera se hace suave, calma, no por sí misma, si no por el ambiente que me has hecho respirar...
medio beso.

Lucía m.escribanoblogsport.com dijo...

La ténue luz de las velas, invita a los amantes a soñar, y a hacer realidad esos sueños...Precioso tu relato, no te conocia,pero enlazo tu blog, para seguirte.
Saludos llenos de cariño.

Gaby* dijo...

Una ambientación que va encontrando en tus palabras, los rincones donde mejor quedarse... la tormenta, la vela con su danzarina llama... y claro, el refugio perfecto no puede ser otro que el de lecho compartido.
Tu texto despierta sensualidad y el ansia de tibio cobijo.
Besitos!
Gaby*

Encarni dijo...

Uyyyyy, yo quiero tormentas como esta Lupe que son prometedoras, jeje, anda que no!! Y la intimidad que da ese claroscuro??

Un abrazo

Sindel Avefénix dijo...

Qué hermoso poder tener un juego de amor a la luz de una vela, tu relato es inspirador!!!
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Para según qué cosas, yo me pregunto para qué diablos quiere uno luz eléctrica. La que proporciona una vela es mucho más sugerente, más cálida, más..... bueno, lo dejo aquí que me acelero. Jejeje.
Un abrazo.

Lola Polo dijo...

Me encantan esas noches, jejeje, son mis preferidas

Un abrazo

Lola

San dijo...

Suave Lupe, muy suave, un dia en la vida de dos personas que se saben, que se aman, hoy a la luz de una vela.
Un abrazo.

Maria Liberona dijo...

a la luz de las velas un hermoso y silencioso juego de amor...

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Con el miedo que me dan a mi las tormentas; pero de la manera que la has descrito: Ángeles de un sitio a otro cambiando los muebles, creo que ya no me dará. Me ha encantado tu texto, incluso lo de las sombras por el pasillo, que a diferencia del mío que también me acobarda, a tí te da deseo.
Un abrazo

Juan Carlos Celorio dijo...

Me encantan las tormentas, el ambiente de los apagones y las sombras que se crean con la luz de las velas.
Así que tu relato me ha gustado mucho.
Un abrazo, Lupe.