3 de enero de 2009

Cena de Nochevieja

El pasado día 31, un reducido grupo de amigos nos reunimos para despedir al año viejo y recibir, con la mejor de las disposiciones, al nuevo.

El punto de encuentro fue en casa de nuestros queridos L. y F. Ambos, disfrutan de engalanar su hogar para estas fiestas y, consiguen que cada año, nos sorprendamos de su atractivo gusto en la decoración escogida. Luces, muchas luces y, multitud de adornos navideños con vivos colores llenan cada rincón, transmitiendo ese aire festivo que contagia.

A L. le encanta preparar regalos para sus amigos, y toma su tiempo para ello. Es de las personas que van atesorando sorpresas, meses antes de que lleguen estas fiestas. Normalmente los personaliza y mima hasta los envoltorios que guardan sus obsequios. Y hay para todos. Nadie se le olvida.



Y si esto tiene su mérito, mucho más es, que L. nos prepare la cena, pues para ella es un reto el cocinar. Esta vez nos elaboró un menú "americano-español", que logró el deleite de sus comensales. Empezamos con unas sabrosísimas cigalas a la plancha, que F. se había preocupado de cortar por su base para facilitarnos el trabajo. Siguieron unas completas ensaladas y como plato a destacar, el pastel de puré de patata con mahonesa y queso, gratinado, que a L. le sale insuperable. Acompañándolo, unas judías verdes con pequeños tacos de jamón serrano, ajo laminado y piñones, -receta que conservamos de las que aprendí de mi madre- y unos "islotes" de jamón york, que ya tuvimos que compartir porque nos rebasaban...

Siguieron los postres, turrones, dulces clásicos de estos días y la fiel e insustituible Mistela de nuestras sobremesas. Conversamos, reímos, disfrutamos y.... nos tomamos las uvas. Recibimos al año nuevo con alegría, entre abrazos y buenos deseos de unos para los otros. El confeti y las serpentinas volaron por el salón, y en cuestión de segundos, la mesa y la lámpara quedaron disfrazadas de fiesta.
















Como lo estábamos nosotros, con todos los artilugios que encontramos en cada uno de los sobres-sorpresa, que L. se encarga de repartir poco antes de las 12 de la noche.



Y este es nuestro migo F. que resultó ser -una vez más- un anfitrión excelente. Incluso con ese porte.

Y ahora a esperar.... Esperar que el año que recién ha comenzado sea mejor que el pasado, y que todos, absolutamente todos, seamos un poquito más felices. ¡ A ver si nos dejan !

Maat



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