26 de julio de 2008

Cena con amigos

El pasado día 10 os relataba el mal momento por el que está atravesando una pareja amiga. Hoy quiero deciros con una inmensa alegría que, después de someterse a diversas pruebas y analíticas, la hija de mis amigos no padece la enfermedad que -a mi modo de ver- le diagnosticaron un tanto apresuradamente. Se trata de un virus que ha invadido muchas zonas de su organismo y que con una gran dosis de paciencia y tiempo desaparecerá. Nada que ver con lo que tanto nos temíamos....Una inmensa suerte.

El miércoles pasado, llamé a casa de mi amiga para proponerle salir a cenar el viernes y "airearnos" un poco. Con todo lo que llevan pasado pensé que les vendría muy bien. Yo estaba preparada a que me pusiera alguna escusa, e incluso me preparé para la "lucha" en convencerla. Afortunadamente no hizo falta. Aprobó la propuesta en cuánto se la hice.

A las 9 de la noche del viernes nos encontramos en la puerta del "Self-sevice" elegido para cenar. Es un sitio que gusta a la mayoría -a mi un poco menos- donde el menú está compuesto de pasta, ensaladas y pizzas varias. Cuando estábamos todos en perfecta formación con las bandejas eligiendo cada cual a su menú, Jose, (no José) el marido de mi amiga Fina nos dio una orden terminante y por el tono, indiscutible: debéis dejar que pague yo...
Una vez sentados y antes de empezar a dar cuenta de "todo aquello" que teníamos en los platos le pregunté cual era el motivo de su invitación.

-Tengo dos cosas que celebrar ésta noche con vosotros, -nos empezó a explicar-

1º) En mis notas finales me han dado dos matriculas de honor.

2º) Mi hijo, ayer leyó su tesina y ya es Ingeniero. El tribunal que lo escuchó le concedió matricula de honor...

Podéis figuraros la impresión que nos causó. Y lo mucho que nos alegramos.

Jose, que toda su vida profesional se ha dedicado a la enseñanza, el curso pasado le surgió la posibilidad de pre-jubilarse y no lo dudó. Y pasó a ser de las pocas personas privilegiadas que disponen de su tiempo para realizar algo que les apetece. Y se matriculó para comenzar sus estudios de Enfermería. Y los resultados del primer curso prometen...

Sin lugar a dudas esas dos noticias han sido un oasis en medio de los días que les ha tocado vivir últimamente. Y los demás que esa noche compartíamos "mesa y mantel" con ellos y que les queremos un montón, gozamos del momento, juntos.

Después de cenar, paseando, nos marchamos a tomar un helado. La noche era calurosa pero acompañaba una ligera brisa que agradecimos. Como siempre, se forman dos grupos, normalmente, y llevando la delantera, los chicos, hablando de sus cosas. Detrás, nosotras, parándonos en todos los escaparates con los que nos cruzamos. Cuando llegamos a las inmediaciones de la "tradicional" casa de los helados a la que dirigíamos nuestros pasos, Jose y mi esposo ya estaban ocupando mesa... (Como nos conocen)

Las mesas de esta heladería están salpicadas en una zona bastante tranquila a esa hora de la noche. La temperatura era buena para el mes tan pesado que está resultando y allí permanecimos más de una hora. Y fue muy agradable. Todo lo agradable que puede ser reunirte con unos amigos a los que conoces muchos años y con los que has compartido momentos muy buenos y menos buenos. Personalmente me alegré mucho de comprobar que F. y J. estaban mucho más tranquilos y sobre todo esperanzados.

Después de tocar un montón de temas y de "arreglar" un poco este país nuestro, dimos por terminada la velada.

La despedida de Fina y Jose fue muy cálida. Pusimos fecha para el próximo encuentro...

Luego, mi esposo y yo llevamos a Carmen hasta su domicilio. Antes de abandonar el coche nos confesó lo feliz que se encontraba por el resultado de la velada. Nos alegró.

Volviendo a casa me sentía satisfecha. Satisfecha porque tengo la inmensa suerte de tener un grupo de amigos de varias épocas de mi vida, que no nos vemos mucho, pero hablamos asiduamente, y lo más importante, sé que están ahí, siempre. Y eso, para mi, es un verdadero tesoro, y me esfuerzo por corresponderles.

Pero de todo lo de la noche, lo más importante es saber con certeza que la vida de la hija de mis amigos no corre peligro. Que solo es cuestión de tiempo. Y en estos casos, me gusta agradecer "a quien corresponda", que esto haya quedado solo en eso, en un gran susto. Susto, que ha servido para unirnos -si cabe- un poco más...

MAAT

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