4 de enero de 2008

La voz que dice...


Ven, pobre peregrino, que caminas en vano
de una duda implacable el incierto camino.
Amante sin amores, vivir no es tu destino.
Yo sé el solo rincón de paz...Dame la mano.

Vendrás conmigo al templo de la triste alegría.
Conocerás tu sombra...En el jardín, las gracias
de la paz hallarás, y descanso...y acacias...
Irás la senda blanca de la melancolía.

Yo calmaré ese ansia de vida de que mueres.
Y a la divina hora de la tarde violada
te diré lentamente cómo todo se olvida...

Te infundiré el beato miedo de los placeres..
Yo te daré el gran libro que no trata de nada,
y aprenderás a estar solo toda la vida.

MANUEL MACHADO

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