7 de enero de 2008

Diálogo entre el poeta y la muerte.

















P.- ¡Oh muerte! Ya sé que estás ahí. Ten un poquito de paciencia.

M.- Son las tres. ¿Nos iremos cuando se vayan las estrellas,
cuando canten los gallos,
cuando la luz primera grite con su clarín desde la sierra,
cuando abra el sol una rendija cárdena entre el cielo y la tierra?

P.- Ni cuando tú lo digas ni cuando yo lo quiera.
He venido a escribir mi testamento. Cuando escriba mi última blasfemia
se me caerá la pluma, se romperá el tintero sin que nadie lo mueva,
se verterá la tinta y, sin que tú la empujes se abrirá de par en par la puerta.
Entonces nos iremos. Mientras...
cuelga tu guadaña con mi cachava en el perchero del pasillo y siéntate..¡siéntate y espera!

LEÓN FELIPE





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